lunes, agosto 29, 2005

No doy crédito


Rompo mi silencio estival porque ayer osé ver un telediario, en La Primera y pase por la transición incredulidad, cabreo, indignación, descojono nuevamente. Enseguida pude constatar, gracias al locutor, que quien hablaba a la cámara no era un orco sino Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente. Decía a la cámara que iba a crear un "Observatorio para la sequía", para que los ciudadanos (y ciudadanas) pudieran consultar en tiempo real el estado de los embalses. No hizo público el presupuesto de tamaña epifanía.

[RECREACIÓN]
- "Toñiiiiiiiiiiiiiiiiii... Llama al 902, que no baja aguaaaaaaaaaaaa"
- "Maaaaaaaaaaaa, que no, que dicen en el teléfono que tenemos agua, que se ha debido romper una cañeríaaaaaa"
[FIN]



No voy a mentir ahora y decir que no me lo esperaba. Supongo que el PP promoverá ahora una Comisión de Investigación sobre la sequía, pero me quedo con lo de la ministra. ¿Qué más da que falte agua si lo podemos saber a tiempo? El que no se conforma es porque no quiere.

Auditorio predilecto (con todos los respetos) de los políticos españoles.













P.D. ¿Cuál es la inteligencia media que atribuye a cada español un miembro del Gobierno?
P.P.D.D. Ya queda menos para saber el resultado del sorteo de la Green Card
P.P.P.D.D.D Ayer ví un anuncio sobre un programa de españoles en campos de concentración. Es la tercera vez que lo echan en menos de un año. Antena 3 ve peligrar su contumacia con "La Jungla de Cristal" o "Los Simpson". La Primera ataca.

Actualización, 30/08/2005

Fíjense qué apropiado para este post lo que he leído hoy:

[... Alexander Zinoviev señalara en su gran obra sobre la estupidez del Poder: "Las instituciones soviéticas no planeaban soluciones a cuestión alguna, sino que eran el resultado de la búsqueda de soluciones”. Le viene que ni pintado, ¿o no? ...]

martes, agosto 02, 2005

El coeficiente Fritz Lang

Repaso las películas de Fritz Lang que he visto:

En Alemania:

* 1921 - Las tres luces
* 1927 - Metrópolis
* 1931 - M

En Estados Unidos:

* 1936 - Furia
* 1944 - La mujer del cuadro
* 1945 - Perversidad
* 1952 - Encubridora
* 1953 - Gardenia azul
* 1953 - Los sobornados
* 1954 - Deseos humanos
* 1956 - Mientras Nueva York duerme


Y no doy crédito. Comparado con Ford o Hitchcock, por ejemplo, pocas. Aunque tenga una filmografía bastante extensa no he llegado a ver más de las que he mostrado. ¿Cómo es posible que sea uno de mis directores favoritos?

Anoche vi, emocionado, "Gardenia Azul". Una "obra menor", según he leído. Un peliculón, según he visto. El mismo año que "Los Sobornados", aprovechando una campaña de marketing para Nat King Cole (actúa un número completo en el Blue Gradenia interpretando la canción del mismo nombre), Lang se saca de la manga una película en apariencia sencilla.

Norah Larkin (Anne Baxter) es una telefonista enamorada de un soldado que se encuentra en la Guerra de Corea. Las amigas con que comparte el piso le proponen que salga a divertirse en el día de su cumpleaños, pero ella prefiere cenar ante la foto de su novio decidida a abrir una carta que le envió tiempo atrás. Su pareja le informa de que está enamorado de una enfermera y que en breve contraerá matrimonio. Desesperada, acepta la invitación de una especie de playboy llamado Harry Prebble (Raymond Burr) para tomar una copa en un local llamado "Gardenia azul".

Richard Conte hará las veces de periodista a su manera (es decir, perfectamente correcto y en consonancia con su "perfil-de-escultura-tallada-en-madera"). Anne Baxter no está especialmente bella, aunque demuestra que es una actriz como la copa de un pino. El breve papel de Burr se queda con la cámara y no la suelta, al estilo Mitchum, durante las escenas en que aparece.

Al acabar la película, de apenas 90 minutos, a uno se le ha agitado el alma como con cualquier película de Fritz Lang. Está presente el característico desasosiego que es capaz de transmitir al espectador, seguramente reflejo de su agitada vida y que tan bien supo plasmar en esa misoginia en celuloide. ¿Qué es lo que tiene Fritz Lang?

Descubrí el expresionismo alemán mucho después que el cine negro americano y, aún así, no puedo dejar de considerar las películas de Lang como películas de factura americana por excelencia. No sé por qué un director de la escuela UFA se me antoja uno de los directores maś americanos. Ni siquiera sé si las ciudades americanas en los años 40 y 50 eran tal y como las muestra en sus películas, pero ya se han quedado grabadas en mi cabeza como las instantáneas más exactas.

Repaso los 88 minutos. La historia empieza con suavidad, en unos minutos están dibujados todos los personajes. Interiores, la iluminación es un personaje más o, mejor, otra manera de contar la historia al mismo tiempo. Guión característico de cine negro, grúas, planos medios predominates, primeros planos. Planos enfáticos de máquinas de escribir, de copas, de manos, las transparencias tan típicas que muestran la salida de la edición de un rotativo con escenas simultáneas, locales oscuros, gasolineras, bares, luces de neón, cabinas telefónicas, espejos rotos...

Nada nuevo, aparentemente, pero esta sensación la conozco: es el coeficiente Fritz Lang. Ese es el número mágico que explica que todos los ingredientes estén en su justa cantidad. Todos al servicio de la historia. Una obra minuciosa como la talla artesanal de un diamante. Pero precisamente para evadir al espectador de los aspectos técnicos, para sumergirlo en una historia peligrosa que hará que se agite y se clave a la butaca. El crimen, los remordimientos, el miedo y el suspense se nos muestran administrados como las dosis exactas de cianuro: es el coeficiente Fritz Lang.

lunes, agosto 01, 2005

Green Card



Desde hoy soy un flamante jugador de lotería por la Green Card. Sí, como un espalda mojada, o como el mismísimo don Vito de Corleone. Desde hoy opto a una tarjetita verde vitalicia. El sorteo corresponde al año 2007, así que todavía me queda tiempo de reacción. He encontrado "en la internet", como suelen decir los más dados al soporte analógico, una breve explicación de lo que supone.



El Congreso de los Estados Unidos autoriza la emisión y concesión de 55.000 visas o permisos de residencia permanente para emigrantes. A estas visas se las denomina "Green card" o "Tarjeta verde". Su concesión se realiza mediante un sistema informatizado de lotería, por tanto, aleatorio, entre todos los solicitantes que cumplan los requisitos formales y legales, estos últimos centrados en la elegibilidad.

Quienes obtienen una tarjeta verde pueden viajar libremente hacia y desde los EE.UU. y son considerados residentes permanentes. Están habilitados legalmente a trabajar y a recibir sanidad, educación, pagar impuestos, obtener jubilaciones, seguridad social y otras ventajas y también pueden apadrinar o esponsorizar a sus parientes que desean obtener visados de inmigrantes (tarjetas verdes). Los titulares de una "green card" pueden posteriormente solicitar la ciudadanía de los Estados Unidos y continuar manteniendo la ciudadanía de su país de origen. Las tarjetas verdes son vitalicias. Además, el afortunado ganador del sorteo anual puede llevar a residir con él permanentemente a los EE.UU a su cónyuge y a todo hijo no casado menor de 21 años. Es frecuente pues, que en una unidad familiar sean varios los solicitantes individuales que participen en el sorteo anual, ya que la suerte recaída sobre uno de ellos se extiende sobre el resto de la unidad familiar. Lo que no confiere una green card (Tarjeta o Carta Verde) es el derecho a votar en EE.UU ni una protección contra la deportación decretada por diversos motivos (incumplimiento leyes, etc)

El sorteo anual que realiza la Green Card (Tarjeta o Carta Verde) Lottery Agency del Departamento de Estado norteamericano es absolutamente compatible con cualesquiera otros procedimientos para obtener la residencia permanente. Por ejemplo, quien posea ya un visado de estudiante puede participar en el sorteo anual de tarjetas verdes, sin que ello perjudique los derechos adquiridos con la visa que ya posee. Igualmente la solicitud de participación en la Lotería de la Diversidad (Diversity Lottery) no afecta en absoluto a las solicitudes de Visados de No-Inmigrate o de visitante que ya estén en curso.


La suerte está echada...

¡Que empiece el combate!

No hablaremos de boxeo, pero sí sobre las opiniones encontradas de dos de los teóricos de cine más interesantes que han existido. A la izquierda, André Bazin. Uno de los padres de "Cahiers du Cinéma", amante del cine más que teórico, que nos dejo muy joven. El chauvinismo francés se ve con otros ojos cuando es Bazin el que peca. Por desgracia, la izquierda lo estigmatizó como místico y burgués. Su "¿Qué es el cine?", editado por Rialp, debería estar en todas las estanterías de los cinéfilos.


En el lado derecho, Jean Mitry. Científico y teórico puro y duro. Una mirada mucho más aséptica aunque enriquecedora y minuciosa. Desconozco si nos ha dejado o está entre nosotros, pero en el caso de estar vivo alcanzaría la friolera de 98 años. Tras más de 5 años manoseando el volumen I de su "Estética y psicología del cine", editorial Siglo XXI, conseguí por fin (en estado tan lamentable que me rebajaron 5 euros del precio) el segundo volumen, el dedicado a las formas.



Al principio de "¿Qué es el cine?", Bazin se plantea el lugar a ocupar por éste en el conjunto de las artes. Y dice, primero, sobre la fotografía: "Por primera vez una imagen del mundo exterior se forma automáticamente sin intervención creadora por parte del hombre, según un determinismo riguroso. La personalidad del fotógrafo sólo entra en juego en lo que se refiere a la elección, orientación y pedagogía del fenómeno; por muy patente que aparezca al término de la obra, no lo hace con el mismo título que el pintor [...] La fotografía obra sobre nosotros como fenómeno "natural", como una flor o un cristal de nieve en donde la belleza es inseparable del origen vegetal o telúrico". Hasta aquí incluso Mitry estaría de acuerdo. Sigue disertando sobre la fotografía y su superioridad, en cuanto a semejanza a la realidad, sobre la pintura: "Sean cuales fueren las objeciones de nuestro espíritu crítico nos vemos obligados a creer en la existencia del objeto representado, re-presentado efectivamente, es decir, hecho presente en el tiempo y espacio". Una vez dicho esto, pasa a hablar sobre el cine: "En esta perspectiva, el cine se nos muestra como la realización en el tiempo de la objetividad fotográfica. El film no se limita a conservarnos el objeto detenido en un instante como queda fijado en el ámbar el cuerpo intacto de los insectos de una era remota, sino que libera al arte barroco de su catalepsia convulsiva. Por primera vez, la imagen de las cosas es también la de su duración: algo así como la momificación del cambio."

Dice Mitry: " [...] De ahí que sea de una ingenuidad mayúscula pensar que porque la cámara registra automáticamente un dato real, nos ofrece una imagen objetiva e imparcial de esa realidad. Es lo que hace André Bazin. [...] Pero lo que es objetivamente virgen, lo que la imagen pone de manifiesto, no es lo real en sí, sino una apariencia nueva correlativa a la realidad inmediata del mundo y de las cosas, a la que metafóricamente podríamos denominar la 'percepción de la cámara', la cual, independientemente incluso de la voluntad o de la elección del realizador, practica de modo automático esa segregación del espacio y, por tanto, esa reestructuración de lo real que, de este modo, ya no es 'objetiva ni inmediata'.


Así que esas tenemos. Primer capítulo y ya está Mitry mordiéndole el cuello a Bazin. Uhmmm. Y haciendo trampa. Mitry ha descontextualizado una frase sobre la reflexión anterior de Bazin y la hecho puré. Más que nada porque quien lea a Mitry sin leer el fragmento completo de Bazin no sabrá que éste estaba comparando no ya el cine sino el carácter de la fotografía respecto al resto de las artes y en especial con la pintura. También porque, al igual que yo (donde las dan las toman), está haciendo uso del ventajoso fisking, y cuando el autor a destripar lleva diez años muerto (1968, primera edición de Estética y psicología del cine) me parece una actitud un tanto abusona. Sin embargo no creo que sea éste el único capítulo. Una ojeada rápida me muestra que está citado en casi todo el libro.

Existen muchas diferencias entre Mitry y Bazin, pero una muy característica es que a Bazin no se le caen los anillos hablando de películas. Mientras que Mitry sólo se detiene en obras maestras y autores prestigiosos, a Bazin no le importa hablar de obras menores o incluso de baja calidad si le sirven para desarrollar una idea. Eso le coloca en un plano superior, ya que es archisabido su carácter de pionero e incluso de descubridor de talentos.

Continuará el combate, pero se me ocurren unas cuantas ideas al respecto:

¿Pierde el cine digital el carácter de representación de lo real por su carácter finito y discreto? ¿Es la fotografía superior atendiendo al caracter infinito (continuo) de la materia? ¿Se pierde en ese sentido el "alivio" que siente el espectador al no tener que verificar la correspondencia con la realidad? ¿Dónde coloca esto a los dinujos animados o incluso las animaciones por ordenador? ¿Es arte al cuadrado? ¿Quién es el autor de un film de animación?