lunes, septiembre 12, 2005

De patatas (contiene spoilers sobre las patatas)

Una vez le presté a un amigo "El tercer hombre". Recuerdo su cara de incredulidad cuando le dije que le envidiaba sobremanera por encontrarse virgen ante la película. Era la primera vez que la iba a ver. A menudo pienso que me encantaría poder ver por primera vez y ad infinitum unas cuantas películas. Y una de ellas es "Frenesí" ("Frenzy", 1972), una de mis favoritas de entre las de "nuestro gordo favorito"- apropiándome de la expresión usada otrora para referirse a Black Francis en la Rockdelux.


También pienso, a continuación, que con Hitchcock ese problema se supera. En el ciclo de Telemadrid volvieron a echar hace un par de semanas Frenesí. Desconozco si se trataba de la versión "uncensored" o no, porque las escenas en cuestión ya habían pasado. Pero quizá verla desde la perspectiva de es-una-de-las-que-más-he-visto-hoy-sólo-pillo-el-final hace que se pueda disfrutar de otra manera. Por ejemplo, hablemos de las patatas.

Frenesí es una de las grandes películas sobre "serial killers". Le ruego encarecidamente por su bien que no siga leyendo si todavía no la ha visto.

- El fuera-de-cámara: Hay un momento en el pub en el que el dueño, Forsythe, está esperando impacientemente a Babs, la camarera, pues acaba de denunciar a la policía que no ha ido a trabajar. En un plano-contraplano vemos simultáneamente a Forsythe, nervioso, y la puerta, a la que no le quita ojo. Mientras tanto oímos la voz de Bob Rusk. Hemos visto al frutero fugazmente, hablando con un cliente. Mientras toman algo, el cliente anónimo le cuenta que esa noche va a tirar un cargamento de patatas, debido al bajísimo coste al que se venden. Finalmente vemos llegar a Babs, con lo que esta conversación, a la que probablemente no se le presta ninguna atención, queda marcada en nuestro cerebro para lo que vendrá más adelante.

- La redundancia (la ausencia de): ¿Recuerdan al inspector y el curso de novelle cuisine de su incomprendida esposa? Dejando al margen la explícita reivindicación feminista de Hitchcock, centrémonos en la horrible sopa de pescado que le ha preparado la esposa a su marido: las imágenes nos muestran a un apurado inspector Oxford intentando primero ingerir y después deshacerse como sea de una sopa de pescado un tanto agresiva para los gustos británicos. El momento, áltamente cómico, supone un repunte de la vis cómica del subtexto del matrimonio a la vez que un hito de suspense para captar la atención del espectador y luego poder pillarlo "desentrenado". Durante todo el momento asistimos desesperados al intento del inspector de retirar la sopa de su plato a la cazuela mientras que, aunque no lo tengamos presente, repasa las evidencias de las que dispone la policía, una a una, a su interesada mujer, que prepara el segundo plato en la cocina. La mujer será a posteriori la única ajena que no crea a Blaney culpable. Cuando el otro día hablaba de Sin City, me refería al efecto opuesto: palabras que refuerzan imágenes, gestos que refuerzan pulsiones. O sea, la redundancia.

- El corte: Todo el mundo que ha visto la película recordará el corte. Rusk (Foster) acaba de invitar a Babs a su piso para ocultarla de la policía. La puerta se cierra y nos deja fuera, y una grúa baja las escaleras del primer piso y sale a la calle. Magnífico momento, somos nosotros los que nos alejamos (sospechando ya) de la escena del crimen con un paso inquieto. Justo al llegar a la calle hay un corte. La trayectoria de la grúa ha acabado y utiliza a un transeúnte como elemento para empalmar las secuencias. Aunque es sólo un momento, la cámara se queda fija en un elemento, que copa toda la visión: es un saco de patatas.

- El golpe: En el camión de patatas.

Lo que puede hacer Hitchcock con las patatas. Lo que puede hacer un guionista con Hitchcock. O más bien a la inversa. Lo que de verdad hizo Hitchcock con las novelas (muchas de ellas de las baratas).

Sólo es uno de los ejemplos de la película, que merece un estudio minucioso al que me dedicaré cuando tenga la suerte de jubilarme, dentro de unos 40 años. Infinidad de citas, referencias, anticipos, guiños... toda la película. Es una de las obras en las que Hitchcock se encuentra más cómodo sugiriendo, tramando y provocando.

Como dijo alguien en este blog, referido a otra película: "¡Olé!"

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