miércoles, septiembre 28, 2005

Ninette

La obra de José Luis Garci presenta, con sus altos y bajos, un punto de inflexión a partir de "El abuelo" (1998), gran película con defectos de producción basada en la obra de Galdós. Cambio de registro que sólo a estas alturas empieza a tomar cuerpo como la (pretendida) obra de una vida. No parece casual la secuencia temporal en la que se ubican sus películas desde entonces:

Año 2000 - You're the one: postguerra
Año 2002 - Historia de un beso: 1946
Año 2004 - Tiovivo: 1950
Año 2005 - Ninette: 1959

El tiempo me dará o quitará la razón, pero no me sorprendería que su próxima película estuviera ambientada en los 60 en España. Si para muchos "You're the one" supone un empacho de estilo, no son menos los que encuentran en "Historia de un beso" un refrito vacuo de referencias culturales gratuitas a la época y ven en "Tiovivo c.1950" una crónica de la época más dura del franquismo.

Ninette

Ninette es la refundición y adaptación cinematográfica de las dos obras ("Ninette y un señor de Murcia" y "Ninette, Modas de París") que Mihura dedicó al personaje de la inteligente, sexy, graciosa y espontánea muchacha parisina que trabaja en las Galerías Lafayette.

Lejos de ocultar el homenaje, la película comienza con una foto de Miguel Mihura bajo la que incluye su fecha de nacimiento y la efeméride del centenario. Habrá quien lo lea como un recordatorio de redención y habrá quien lo interprete como una declaración de intenciones, pero lo que está claro es que Garci indica sus motivaciones desde el primer momento.

Andrés es un murciano que viaja a París inquieto por respirar las libertades de la capital. Allí un amigo, Armando, le ha conseguido alojamiento en casa de unos exiliados asturianos. Poco sospecha Andrés que no tendrá ocasión de ver nada de París en cuanto Ninette, la hija de sus anfitriones, comience a utilizar sus armas con el español.

En alguna de las últimas películas de Garci se apreciaba el tono ampuloso y estéril de argumentos al servicio de la forma. En Ninette Garci hace un esfuerzo por extraer de la historia original los elementos que favorezcan el carácter narrativo de la película, aunque no lo consiga completamente. La refundición (no comprendo lo del "re", pero viene en todos los anuncios de la película) de dos obras y lo limitado del metraje provocan un resultado algo más prosaico del esperado, pero una película de buena factura sin duda. Y un muy buen guión con oficio con las lagunas comentadas en cuanto a la síntesis de las dos obras.

En el año 1984 se estrenó en TVE una obra de teatro en 8 capítulos protagonizada por Juanjo Menéndez (Andrés), Victoria Vera (Ninette) y Alfredo Landa (Armando) entre otros.

Teatro

Pese a tratarse de sendas obras de teatro y a estar rodada íntegramente en plató Garci utiliza los espacios de manera magistral. El piso de París tiene unas dimensiones muy reducidas (en teoría para favorecer la claustrofobia del espectador) que contrastan con la apertura de espacios que veremos cuando la acción se traslade a Murcia. Pese a lo que pudiéramos pensar a priori, Garci renuncia al crácter meramente teatral. Aunque las secuencias son largas le imprime el ritmo cinematográfico propio de los planos/contraplanos y utiliza casi todas las perspectivas posibles dentro del reducido piso. Arma de doble filo. Lo que se gana por un lado se pierde por otro. El espectador nunca llega a sentir la claustrofobia que inspiraba Juanjo Menéndez en la obra teatral, por ejemplo. Se echan a faltar por lo menos un par de intentos de escapada frustrados de Carlos Hipólito (Andrés) a la calle.

Aciertos

El trío protagonista está fantástico. Elsa Pataky se convierte en una actriz con mucho oficio con un tono distinto (haciendo más justicia al personaje de Mihura que el de Victoria Vera) y realmente sensual. La presentación del personaje es fantástica. Vemos unas pantorrillas sobre unos zapatos de tacón rojo subiendo unas escaleras. Se cruzan con las piernas de un caballero que saluda con un "Bon Soir" para piropear silbando a continuación. Seguimos las piernas por la escalera hasta que oímos un estruendo (suponemos que el caballero cae por las escaleras) seguido de la voz masculina de "Merde!!!!". Quien recuerde la serie de TVE quedará seguramente sorprendido. Llegamos a pensar inmediatamente en Juanjo Menéndez con la atuación de Carlos Hipólito. Sin duda ha sido la referencia y consigna de Garci a sus actores. El caso más palpable es el de Enrique Villén (Armando). El estrábico actor (también aparece en "Princesas") se pega un papelazo y se nos muestra como un actor con muchos recursos. La referencia a Alfredo Landa es evidente en toda la película. Villén toma los gestos, los tonos, e incluso la voz en algunos momentos. Sin duda Garci quería a Alfredo Landa, a un nuevo Alfredo Landa para ese papel.

Aunque la obra no mantenga el caracter sutil que imprimía Mihura contra los censores tiene elementos de trazo menos grueso del esperado. Vemos el punto de vista de un exiliado, asistimos a reivindicaciones sobre la emancipación de la mujer soterradas, observamos un admirado retrato de Lerroux... quien quiera entender que entienda, parece decir Garci. El "toque Lubitsch" no se limita a la escena de los tacones sino que asistiremos a unas cuantas más con la excusa del vecino pintor y la gaita. Los diálogos son brillantísimos y resaltan especialmente el papel de Ninette, el mejor tratado en la película. Es el único personaje que se enriquece realmente con el cambio de escenario.

La música (y banda sonora, con himnos militares incluídos) encaja de manera precisa y sirve de conducto perfecto para la historia. La película contiene multitud de escenas sensuales que en la parte final se convierten en realmente tórridas, aunque nunca de carácter vulgar.

Por último resaltar la puesta en escena. Los diálogos entre los personajes se montan con maestría. Desde los decorados hasta el movimiento de los actores, Lo mejor.

Defectos

Ya hemos comentado que la fusión de las obras, como la ley de Ahmdal (guiño informático), no hace justicia a la original y que el carácter de las originales se ve afectado por la mutilación.

También se echa de menos la claustrofobia original, presente tanto en la obra de teatro como en la serie de televisión, y que no se llega a sentir en la película.

Pese a los magníficos decorados de Gil Parrondo, la iluminación no está a la altura. Como elemento retórico, el carácter artificial e interior queda perfectamente plasmado en la primera parte de París. Sin embargo en la parte final de Murcia, con excepción de alguna escena en el solarium de Ninette, no se refleja la luz natural y el "sol español" que necesitaría la narración.

Magnífica película como homenaje, pero habrá que leer a Mihura para apreciar la obra en toda su dimensión. Ganamos una actriz (Pataky), un actor (Villén), grandes diálogos y una aproximación diferente a la del cine español actual.

3 comentarios:

Roberto Iza Valdés dijo...
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Roberto Iza Valdés dijo...
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Anónimo dijo...

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