jueves, mayo 22, 2008

La entelequia del Estado de Bienestar

Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del Estado de Bienestar. Ojalá fuera sólo sobre Europa, y ojalá, para seguir parodiando el Manifiesto Comunista, tuviera a tantos agentes en contra. Si el Estado (mediante sus representantes, esto es, "políticos profesionales") dice una y otra vez a sus ciudadanos que tienen una serie de derechos inalienables, ¿por qué no habrían de creerlo?

"El estado es esa institución ficticia bajo la cual todos tratan de vivir a costa de los demás", dijo Bastiat. El estado de bienestar (¡degradado a minúsculas, soldado!) es ese El Dorado que la institución ficticia nos promete, que siempre va varias yardas por delante de las posibilidades reales y que, además, implica conculcar las libertades de la mayoría de individuos, cuando no las de todos.

Compitiendo por un pedazo de Estado de Bienestar

La gran patraña del estado de bienestar tiene además un mecanismo de inmunidad perverso: cada avance del estado de bienestar es una nueva pica, un hito que queda como límite inferior para el siguiente objetivo. En los momentos de crisis económica es cuando el estado de bienestar se transmuta en un agujero negro de consecuencias imprevisibles. Por lo demás, las claves son:
  • Sistema de Pensiones:
Es quizá el pilar que sustenta toda la pantomima del welfare. Hace más de un siglo que Bismark nos dejó como herencia la hilarante pirámide de Ponzi, ese gran tocomocho en el que le pagamos al Estado por un falso billete de lotería premiado. Que intentaremos ir a cobrar cuando nos jubilemos, por cierto. Es obscenamente injusto e inmoral, y garantiza que terceras personas gasten con regocijo el dinero que las familias tributan y del que no dispondrán cuando se encuentren en una situación difícil. No se capitaliza, apenas existe información sobre su uso o estado y es la principal manera de perder poder adquisitivo. Ah, se me olvidaba. Usted está obligado a jugar a esto. Cuídese mucho de saltarse las reglas o intentar que su dinero rinda más. También conviene señalar que es un sistema incompatible con el envejecimiento de la población y especialmente sensible a movimientos migratorios.
  • Sanidad Universal:
El despilfarro más grotesco de lo recaudado lleva por nombre Sanidad Universal. Lejos de ser un sistema solidario o mecanismo de autodefensa (siquiera de soslayo) es la tubería principal por la que el dinero del contribuyente va al sumidero. Lo más irónico de la cuestión es que los funcionarios pueden acogerse a un esquema de mutuas al que los demás cuidadanos no pueden (pagando el doble sí, claro). Hasta el ancap más puro y reclacitrante estaría a favor de una mínima cobertura, pero proponer la reducción de la monstruosidad sanitaria es un tema tabú en nuestra sociedad. Se van añadiendo partidas surrealistas, como la salud bucodental de los menores de 15 años, que viene a ser como coger impulso para que la caída sea más dura. Es un esquema que no permite dimensionado ni previsión fidedigna y cuyo déficit crece en proporción exponencial al aumento de afiliados sin cotizar (beneficiarios y desempleados). Por suerte, en Europa se nos permite acudir a consultas privadas (pagando dos veces, insisto). En otros países como Cuba y Corea del Norte está prohibido y perseguido por la ley (en Canadá hasta hace poco).
  • Empleo:
El pleno empleo, para ser más exactos. Los Estados prometen el pleno empleo como si estuviera en su mano y van todavía más lejos: lo presentan como una consecuencia del Estado de Bienestar. Aunque a usted le parezca que debe ser previo a todo lo anterior e incluso condición necesaria, cualquier político profesional le podrá sacar de su duda y explicarle que el pleno empleo es algo que los políticos profesionales "diseñan e implementan" para usted. Para lograrlo, no dudan en imponer condiciones leoninas a las empresas, recaudar el 50% de lo que produce y hacer que los autónomos las pasen muy putas para después no beneficiarse del EB. Pero le dan 15 días de baja por paternidad, por ejemplo. Si está pensando en un pleno empleo como el de la URSS, por puestos exclusivamente creados por el Estado, no tema. Lo dicen sólo de boquilla.

¿Quién decide cuál es el Estado de Bienestar que nos corresponde? ¿Nos daremos cuenta de que comprar un Roll Royce cuando apenas llegamos a fin de mes nos va a llevar a la ruina? El EB está en crisis, es insostenible y con las condiciones actuales no sólo no va a ir muy lejos, sino que además nos va a llevar al hoyo. No existe un sólo político o intelectual que tenga cojones para plantear esta cuestión. Por ahora.

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